15 mayo 2017

Primeros pasos

“El que haya escrito esto está enfermo”. Ese es un comentario habitual que se hace sobre películas con violencia gratuita, conspiraciones enrevesadas o paranoias raras a lo David Lynch. Pero en mi caso, el tema empezó literalmente así. Tenía 15 años, me puse enfermo de neumonía y me puse a escribir cuentos (de tan aburrido que estaba).

Anteriormente ya había hecho algún intento de peliculita con mi hermano que no llegaba a ser un cortometraje. Eran simples gags para pasar el rato con nuestra cámara Sony de Video8, el formato amateur de moda a principios de los 90. A continuación algunos de estos gags:

Nuestros primeros pasos

Desgraciadamente el mejor de los gags que hicimos (titulado “Aplaudan, rían”) no lo hemos podido recuperar. Igual podríamos hacer un remake un día de estos, sólo para rememorar aquellos tiempos.

Volvamos a los 15 años. Al curarme de la neumonía y volver a clase, dejé leer mis cuentos a Xabier Escuder, amigo de toda la vida y colaborador también en algunos de mis cortos lustros más tarde. Pero saltó otro de los chavales del curso llevando los cuentos al profe (Juan Antonio Rumbao), en teoría para fastidiarme. Pero al profe (de ciencias naturales) le gustaron y la lió. Leyó uno de los cuentos en una de las evaluaciones, me hizo hablar con el profe de lengua… en definitiva, hizo lo posible por potenciar el tema. Mira, para que luego critiquen la enseñanza concertada.


Un año más tarde, el colegio participaba en un concurso de Televisión Española en Madrid, Encuentro Juvenil con Banesto. No sé cuál era el premio gordo, pero tenía algo que ver con las olimpiadas que se iban a celebrar en Barcelona. En este concurso había distintas pruebas culturales y deportivas (preguntas y respuestas, yinkana o atletismo entre otras). Una de las pruebas era una pequeña pieza de teatro cuya supervisión fue encargada al profesor de arte, Isaac d’Aiguaviva. Y este me encargo a mí escribir la obra. Una cosa llevó a la otra y acabé también de protagonista.

El rey Fulano (Encuentro Juvenil con Banesto, 1991)

Por la puntuación global obtenida en todas las pruebas nos clasificamos para el año siguiente, aunque entonces el guion lo escribió un profesor que ya había publicado cosas. La obra fue de género Lars Von Trier y tuvimos más o menos la misma puntuación (en realidad, 1 puntito menos, pero no nos vamos a poner tiquismiquis).

Después de la experiencia me apunté a hacer teatro de barrio. Años más tarde, talleres de interpretación, de escritura de guiones, etc. Aunque de todo eso ya hablaremos en otro momento.

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